En las tierras soleadas, productivas y tropicales de El Salvador dónde el viento, el canto del torogoz y los maquilishuat en flor susurran historias de lucha, resistencia y esperanza ahí nació el padre Trinidad de Jesús Nieto, un hombre que sueña con una iglesia pobre para los pobres.
Hoy, a sus 85 años de edad este discípulo de Monseñor Óscar Arnulfo Romero, el Santo de los Pobres, de mirada profunda, carismático y con una sonrisa acogedora es más que un pastor, es un hombre de fe y el eco del dolor de los pobres, un defensor de los más necesitados de esas comunidades que abrazó Monseñor Romero.

Este sacerdote ordenado en agosto de 1,967 es hijo de pequeños agricultores y nació en el cantón El Limón, zona rural de Soyapango, San Salvador, dónde aprendía a escuchar y a luchar por los más necesitados, era la víspera de la guerra civil en un ambiente de represión institucionalizada que condenada a los más pobres simplemente por ser pobre.
La trayectoria eclesiástica del padre de los pobres está marcada por la pobreza, la injusticia social, el grito y lamento de los necesitados de construir una iglesia que viviera los rasgos suficientes de Cristo en El pueblo de Dios y transformara las estructuras generadoras de pecado que contrastaba con los documentos del Con cilio Vaticano II, Medellín y Puebla que demandaba una opción oreferencial por los pobres.
” para mí una iglesia debe ser Pobre para los pobres, por eso traté desde mi ordenacion sacerdotal en 1967, vivir esa cualidad de iglesia, una pastoral de acompañamiento a los más necesitados que son el rostro de Cristo,” explicó el padre Trini.
” Quería una iglesia viva para el pueblo de Dios, una iglesia que camine junto a su pueblo para transformar las estructuras generadoras de pecado,” explicó el padre Nieto que le asignaron su primera parroquia en la colonia Santa Lucía en Ilopango, San Salvador.

Durante la guerra civil que vivió El Salvador durante 12 años, el padre Trinidad de Jesús Nieto realizó una pastoral de acompañamiento en zonas conflictiva para asistir a las comunidades en sus momentos de dolor, angustia y esperanza de una vida mejor.
Su vida clesial es un testimonio de que la fe no es un privilegio de los fuertes de poder, sino un refugio para los más vulnerables. Trini es un cura que atiende, escucha y apoya el grito de los pobres y marginados.

Su ministerio pastoral con una opción preferencias por los pobres ahora lo realiza en diversas comunidades y en el Comité Nacional Monseñor Romero.
Por: Mario Pérez
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